En los primeros años de la
llamada era espacial, la primacía fue de la
Unión Soviética: en 1959 sondas automáticas
soviéticas fotografiaron la Luna y se
transmitieron las primeras imágenes de su cara
oculta. En 1961, la perrita Laika fue el primer
ser vivo en llegar al espacio, exitosa misión
que permitiría ese mismo año a Yuri Gagarin convertirse literalmente en el primer hombre en el espacio.
Dos años después, en
1963, Valentina Tereshkova se convirtió en la
primera mujer cosmonauta. Y no sólo eso: dio 48
vueltas alrededor de la Tierra durante tres
días, algo que ningún astronauta americano
había hecho. Pero este hecho histórico pasó
inadvertido buena parte del mundo occidental, al
ser convenientemente ocultado por las agencias
noticiosas estadunidenses, que no estaban
dispuestas a hablar de los logros que alcanzaba
el comunismo. Eran los años de la guerra fría.
Sin embargo, la hazaña de
Tereshkova ha logrado permanecer como un hito
histórico, a pesar del tiempo transcurrido y de
la falta de repercusión en los medios occidentales.
Valentina Vladimirovna
Tereshkova nació el 6 de marzo de 1937 en
Maslennikovo, una pequeña aldea situada en el
Oblast de Yaroslavl (a unos 200 kms al norte de
Moscú), en una familia campesina de muy pocos
recursos. El padre de Valentina murió en 1940
combatiendo durante la campaña de Finlandia.
Viuda a los 27
años, la madre de Valentina tuvo que criar sola
a sus tres hijos, lo cual fue realmente muy duro.
Finalmente, la familia se trasladó a la ciudad
de Yaroslavl, a orillas del Volga, donde la madre
y la hermana mayor se pusieron a trabajar en una
fábrica de tejidos. Su madre trabajaba tanto que
según Tereshkova, ni ella ni sus hermanos la
vieron nunca en un momento de ocio o de descanso.
Tras acabar la escuela
Valentina también tuvo que ponerse a trabajar,
mientras por las noches estudiaba la secundaria.
Valya, como le llamaban cariñosamente, era una
chica sana, deportista y muy audaz, tanto, que
practicaba el paracaidismo en un club aéreo de aficionados.
En diciembre de 1961, una
comisión que recorría los clubes con el objeto
de seleccionar paracaidistas a quienes luego
prepararían para hacer vuelos espaciales, la
eligió a pesar de su juventud y de su falta de experiencia.
La busqueda de candidatos entre los paracaidistas se debía a que las naves Vostok no tenían dispositivo para aterrizar. Una vez atravezadas las capas más altas y menos
densas de la atmósfera, el cosmonauta era
eyectado de la cápsula junto con su asiento
gracias a un dispositivo cuando aún se
encontraba a 10 Km del suelo, y completaba el
descenso en paracaídas. Los mecanismos para frenar
un vehículo con paracaídas no se hallaban
perfeccionados y se prefirió no correr el riesgo
de que el cosmonauta tocara suelo dentro del vehículo.
De entre más de
cuatrocientas aspirantes, y tras una dura criba
con todo tipo de pruebas físicas, técnicas,
intelectuales, etc, en febrero de 1962 cinco
mujeres fueron seleccionadas para el Cuerpo
Femenino de Cosmonautas: Tatyana Kuznetsova,
Irina Solovyova, Zhanna Yerkina, Valentina
Ponomaryova y Valentina Tereshkova.
De hecho estaban previstos
más vuelos tripulados por mujeres, e incluso
tras el vuelo de Valentina se proyectó otro con
una tripulación formada por mujeres en una nave
de tres plazas. Sin embargo, el proyecto se suspendió finalmente.
Valentina Tereshkova durante una simulación de vuelo
Tras la selección comenzó
la etapa de preparación en el Centro de
Entremamiento para Cosmonautas (el TsPK), en las
afueras de Moscú. La preparación consistía en
un duro entrenamiento físico para habituarse a
la ausencia de gravedad en el espacio, así como
en la práctica de diversos tipos de actividades,
manipulación de aparatos, etc. Pero además
tuvieron que formarse en el aspecto teórico,
estudiando matemáticas, meteorología,
astronomía, física, computación y navegación espacial.
La jornada laboral comenzaba a las nueve de la mañana. Primero venían las clases de teoría, y luego, según cuenta Valentina, "continuábamos con la preparación física y con especialistas de institutos académicos que nos dictaban charlas. Las aspirantes a
cosmonautas girábamos por diez, como
denominábamos a las diez unidades de sobrecarga;
tu peso de 60 kg se convertía en 600 kg con la
fuerza centrífuga".
La selección definitiva
solo se haría en el último momento. Como se
trataba de una misión dual, en un principio
estaba planeado que volarían dos mujeres, una en
la nave Vostok 5 y otra en la Vostok 6. Pero el
21 de marzo de 1963 en la reunión del Presidum
del Soviet Supremo se decidió que solo iría una
mujer. La decisión estuvo entre Ponomaryova y
Tereshkova, y finalmente se eligió a esta última.
Valentina Tereshkova y Valery Bykovsky
El astronauta Valery
Bykovsky sería lanzado en la Vostok 5 , y dos
días después lo sería Valentina Tereshkova en la Vostok 6.
Como estaba previsto, el 14
de junio de 1963 despegó la Vostok 5 con Bykovsky a bordo.
Y el 16 de junio de 1963, a
las 9:29 UTC, despegó desde la base espacial de
Baikonur, la nave Vostok 6, tripulada por
Valentina Tereshkova, de solo 26 años, que se
convirtió así en la primera mujer astronauta de la historia.
Ella tenía como nombre en
clave "chaika" (que significa gaviota
en ruso). Su primer mensaje fue: "Aquí
chaika. Veo el horizonte, una banda azul claro.
Ahí está la Tierra, ¡qué hermosa es! Todo
marcha espléndidamente".
La Vostok 5 y la Vostok 6
establecieron contacto por radio, y llegaron a
estar a menos de 5 kms de distancia mientras
orbitaban la tierra. Bykovsky tenía como nombre
en en clave Yastreb, que significa
"halcón". De esta forma la
"gaviota" y el "halcón"
surcaron el espacio como unidos por un hilo invisible.
Valentina Tereshkova saludando desde el espacio
Valentina condujo la nave
durante 71 horas, es decir, tres días,
suficientes para superar en un 50% el tiempo
general sumado de todos los astronautas
norteamericanos que habían circunvolado el planeta.
Además de todo lo
relacionado con el control de la nave, Valentina
tuvo que realizar en este tiempo numerosas
pruebas y experimentos, la mayoría relacionados
con la radiocomunicación. Los cosmonautas
mantenían un enlace con la Tierra a través de
onda corta y ultracorta, y también mantenían
contacto radial entre ellos, coordinando las
acciones y comparando los resultados de las
observaciones. Los objetivos del vuelo
también incluían el análisis comparativo de
los efectos del vuelo espacial en el organismo de
hombres y mujeres. Además en esta misión fue
solucionado de manera definitiva el problema de
la alimentación de los cosmonautas.
El aterrizaje de Tereshkova se produjo a las 8:20 UTC del 19 de junio, y tras haber orbitado la Tierra 48 veces. Unas horas despúes aterrizaba la Vostok 5.
Valentina Tereshkova y Valery Bykovsky junto al líder soviético Nikita Khrushchev
durante las celebraciones de bienvenida en la Plaza Roja de Moscú el 22 de junio de 1963
Sobra decir que en 1963 la
hazaña de Valentina pasó casi desapercibida en
España, como en prácticamente todo el mundo
occidental, debido a la guerra fría. Por si
fuera poco, en Estados Unidos e incluso en
Europa, la propaganda oficial intentaba quitar
méritos a la primera incursión de la mujer en
el espacio, diciendo que se trataba de un mero
"acto propagandístico de los
comunistas". ¡¡Propaganda la suya!!
Algunas invenciones decían
que mientras estaba en órbita se había
intoxicado con conservas de pescado, cuando en
realidad es imposible meter pescado en los tubos
en que los astronautas tienen su comida. O
también algunos medios de comunicación
informaron que durante el vuelo ella estaba casi
desmayada, cuando en las pantallas de televisión
se podía ver muy bien como sonreía e
intercambiaba bromas con Valery Bykovsky, e incluso cantaba...
Aunque Valentina se mantuvo
al margen de esta polémica, centrándose solo en
su trabajo, señaló posteriormente: "Nunca
aceptaré el juicio de que el vuelo de la primera
mujer cosmonauta fue sólo propaganda. No, porque
nos preparamos para ello cabalmente. Llegamos
como paracaidistas y nos convertimos en cosmonautas".
Sin duda no fue nada fácil
surcar el espacio. Mucho se habla hoy de que el
Vostok 6 era chatarra, y desde luego no contaba
con los adelantos que existen hoy en día. Esto
realza el mérito de Valentina Tereshkova. Ella
soportó plenamente las condiciones del vuelo
espacial, cumplió el programa trazado y efectuó
48 órbitas alrededor de la Tierra, del 16 al 19 de junio de 1963.
Valentina Tereshkova y su hija Yelena
Cinco meses después de su
histórica misión se casó con el astronauta
Andrian Nikolayev (1929-2004), con quien tuvo una
hija llamada Yelena, que nació el 8 de junio de
1964. La "bebé espacial" fue sometida
a numerosos exámenes, dado que sus padres eran
astronautas, pero finalmente se comprobó que era
normal. También se habló mucho de que el
matrimonio fue decidido por los dirigentes
políticos de la URSS, con el objetivo de armar
un "matrimonio cósmico". Se divorciaron en 1982.
Valentina se casó por
segunda vez, con el Dr. Yuri Shaposhnikov, que murió en 1999.
Después del vuelo
espacial, Tereshkova fue nombrada Héroe de la
Unión Soviética, y distinguida con la Orden de Lenin.
Valentina Tereshkova y Yuri Gagarin
El equipo de cosmonautas de la Unión Soviética reunido el 4 de Noviembre de 1964 en Zvyezdniy
Arriba (I-D) - Valery Bykovsky, Herman Titov, Yuri Gagarin, Andriyan Nikolayev y Pavel Popovich
Abajo (I-D) - Boris Yegorov, Konstantin Feokistov, Valentina Tereshkova y Vladimir Komarov
Siguió adscrita al
programa espacial, estudió en la Academia de la
Fuerza Aérea de Zhukovski, y se graduó como
ingeniera espacial en 1969. Obtuvo rangos
militares hasta llegar a coronel.
Precisamente en 1969 se
disolvió finalmente el grupo de mujeres
cosmonautas creado en 1962, sin que ninguna otra
integrante aparte de Valentina viajara nunca al
espacio. Ella continuo trabajando en el programa
espacial, como colaboradora científica del
Centro de Entremamiento para Cosmonautas.
También formó parte de
numerosas organizaciones de su país, como el
Comité de Mujeres Soviéticas, o el Centro
Nacional de Cooperación Internacional y
Cultural. Debido a su prominencia ocupó diversos
cargos políticos en la URSS. De 1966 a 1974 fue
miembro del Soviet Supremo, y de 1974 a 1989
formó parte del Presidium del Soviet Supremo.
Además representó a su país en numerosos
eventos internacionales como la Conferencia
Mundial sobre el Año Internacional de la mujer
celebrada en México en 1975.
Después de cumplir los 60 años, en 1997 Valentina se retiró de la fuerza aerea y del cuerpo de cosmonautas.
A lo largo de los años ha recibido condecoraciones en muchos países del mundo. En el año 2000 fue distinguida por una asociación internacional de Londres como
"La mujer del siglo XX".
Pasarían 20 años para que otra mujer repitiera la hazaña de volver al espacio: fue en agosto de 1982 cuando otra rusa, Svetlana Savitskaya, viajó en la nave Soyuz T-7.
Al año siguiente fue el turno para la primera mujer estadunidense, Sally Ride, a bordo del transbordador Challenger.
42 años después de haber abierto para las mujeres el camino al espacio, la vida de Valentina Tereshkova ha servido de estímulo para muchas mujeres, pero también ha
dado pie a leyendas y no pocas invenciones, de
las que ha procurado mantenerse alejada.
Muchos periodistas han buscado explicar el carácter introvertido de Valentina recurriendo a típicos prejuicios machistas: "No superó el estrés
psicológico y las sobrecargas físicas, porque
es mucho para una mujer".>
Afortunadamente, no todos
los varones tienen prejuicios similares. Hace
poco el reconocido biólogo Anatoli Grigoriev
expresó: "Ella es una mujer
fuerte, de sorprendente voluntad, que tuvo
problemas, como la mayoría de las personas que
realizan por primera vez un vuelo espacial. No
era piloto, pero estaba bien entrenada. Afrontaba
y resolvía exitosamente muchos problemas. Crear
en torno a esto un problema es indigno e indecente".
Valentina Tereshkova en la celebración de su 70 cumpleaños (Moscú, 2007)
Valentina Tereshkova en San Petersburgo llevando la antorcha olímpica de los Juegos de Beijing 2008
Si bien se conoce muy poco
de la vida privada de Valentina, quien hoy tiene
71 años, lo cierto es que mientras los
astronautas varones gozan de fama, escriben
libros, entran y salen de clínicas para superar
su alcoholismo, y dan entrevistas sobre sus
glorias pasadas, ella mantiene la discrección, y
continúa mostrando resistencia y tenacidad en el
trabajo diario como defensora de la causa
feminista y en la promoción de Rusia como un país que
posee una rica historia y un gran patrimonio
cultural, científico y artístico.
