El movimiento pacifista y
ecologista en el mundo no se entiende sin el
nombre de una mujer: Petra Kelly. Fundadora del
partido alemán Los Verdes, Kelly participó en
infinidad de actividades antinucleares y contra la guerra.
Como estudiante de ciencia
política, participó en movimientos por la paz y
por los derechos civiles en Estados Unidos. Más
tarde, regresó a su Alemania natal y ayudó a
organizar una campaña contra la instalación de
misiles. A los 32 años fue fundadora del partido
alemán Los Verdes. En 1983 organizó protestas
antinucleares y por los derechos humanos en
Berlín y Moscú; en ambos lados fue arrestada.
Ese mismo año participó en varios mítines y
bloqueos en las bases militares norteamericanas,
lo que nuevamente le costó la cárcel. En
Suecia, recibió el Right Livelihood Award,
conocido como el Premio Nobel alternativo. El 2
de octubre de 1992, Petra Kelly fue hallada sin
vida. Su muerte nunca fue esclarecida.
El movimiento estudiantil
de 1968 sacudió a Occidente. Después, las
Olimpiadas fueron una fiesta sobre cadáveres. En
Europa, la sacudida juvenil se convirtió en un
movimiento social y, en Alemania, sus
consecuencias se sienten hasta hoy. El movimiento
estudiantil de 1968 fue el fundamento de un
ataque frontal contra el autoritarismo en todas
sus manifestaciones; desde la calle, la escuela,
la familia, las relaciones de pareja. Esto
coincidió con un verdadero interés de la
primera generación de la posguerra de
preguntarle a los padres y los abuelos:
¿Tú dónde estabas durante el Tercer
Reich? ¿Participaste? ¿Por qué? Era una
década en la que no se tocaba el tema ni en las
escuelas ni en los libros de texto ni en los medios.
El movimiento pacifista en
plena guerra contra Vietnam (Alemania Occidental
fue utilizada como base de operaciones
norteamericanas) se dividió: un ala promovía la
vía del diálogo y el desarme; otra pasó de
pedir paz en Vietnam a otorgar un apoyo abierto al Vietcong.
Petra Kelly
Petra Kelly
En los setenta, Alemania ya
tenía su guerrilla urbana que quería ajustar
cuentas a su manera con los
funcionarios nazis, que no sólo no fueron
juzgados en Nürenberg por sus crímenes de
guerra, sino que habían recobrado sus puestos en
el gobierno. La respuesta de las autoridades fue
draconiana; los miembros de la RAF (fracción del
Ejército Rojo) fueron ejecutados
extrajudicialmente; los suicidaron o
fueron condenados a cadena perpetua en un sistema
carcelario especial para terroristas, pensado para volverlos locos.
Muchos militantes del
movimiento estudiantil se volvieron férreos
defensores del medio ambiente, trabajo difícil
en una de las sociedades más industrializadas
del planeta. En los setenta se abusó de la
energía atómica y los desechos radioactivos
eran, y siguen siendo, un riesgo, sobre todo
cuando se les transporta en tren a través de y entre ciudades.
Para completar el cuadro,
Estados Unidos y la OTAN cada vez establecían
más bases militares. Los taxistas pegaban en la
defensa de su carro la calcomanía de un avión
siempre que un caza supersónico se venía a
tierra, muchas veces sobre viviendas.
Los pacifistas, los
ecologistas, los antifascistas, las asociaciones
de vecinos y pro derechos civiles junto con las
feministas, se fueron organizando. Las luchas se
dieron a todos niveles, desde la petición por
cartas hasta las batallas en la calle contra la
policía. De este mosaico tan diverso nació, a
mitad de los setenta, la BBU (Bundesverband
Bürgerinitiativen Umweltschutz), que en 1979 se
convertiría en un partido político, Die Grünen (Los Verdes, en castellano).
Petra Kelly
Petra Kelly
La pacifista Petra Kelly
fue una de las figuras centrales en el nacimiento
del partido político Los Verdes. Ella fue una de
las activistas más inteligentes y motor de las
iniciativas más importantes de Los Verdes. Petra
nació en 1947 y pasó unos años en Estados
Unidos, donde estudió ciencia política al
tiempo que era activista en los movimientos
pacifistas y de derechos civiles. En 1971
regresó a Europa para cursar una maestría en
Amsterdam. Poco después, de vuelta en Alemania,
organizó una campaña contra la instalación de
misiles, para la cual juntó más de 5 millones
de firmas. Junto con el filósofo Bertrand
Russell inició una lucha por una Europa libre de
armas nucleares. En 1980 se convirtió en la
primera mujer al frente de un partido político y
representó a Los Verdes en el Parlamento.
Después entró al Parlamento Europeo, como la voz de los ecologistas.
Die Grünen empezaron a
ganar las elecciones locales y a desarrollar
programas y proyectos, muy a largo plazo, donde,
además de proteger el medio ambiente, se buscaba
una manera de producción con energías
alternativas, sin químicos dañinos a la salud y con justicia social.
Petra Kelly
Petra Kelly
Petra Kelly hizo del
Parlamento una plataforma para luchar por el
desarme y la neutralidad. Al inicio de los
ochenta organizó un tribunal de guerra, en
Nürenberg, para llevar al banquillo de los
acusados a Estados Unidos, la URSS, Inglaterra,
China y Francia por su producción masiva de
armas. En 1983 organizó protestas antinucleares
y por los derechos humanos en Berlín y Moscú;
en ambos lados fue arrestada. Ese mismo año
participó en varios mítines y bloqueos en las
bases militares norteamericanas, lo que
nuevamente le costó la cárcel. En junio de 1984
realizó un congreso para buscar una salida no
violenta a los conflictos entre la OTAN y el Pacto de Varsovia.
En 1985, con sus
correligionarios, ocupó durante 48 horas la
embajada alemana en Pretoria, Sudáfrica, para
protestar contra la cooperación económica y
política de Alemania con Sudáfrica durante el
Apartheid. Nuevamente fue encarcelada, pero al
poco tiempo recibió, en Suecia, el Right
Livelihood Award, conocido como el Premio Nobel alternativo.
Petra Kelly
Petra Kelly
Kelly se opuso con todas
sus fuerzas al establecimiento de los misiles
norteamericanos Pershing II y, durante esta
campaña, conoció al general Gerd Bastian, alto
mando del ejército alemán que se retiró de la
vida castrense en protesta por las políticas de
la OTAN y el desarrollo de los euromisiles. Ambos
se enamoraron y el general Bastian entró a las
filas de Los Verdes dando fuerza y credibilidad
al discurso ecopacifista. Ambos organizaron las
jornadas por el Tíbet y por los derechos humanos
en China. Kelly logró que oficialmente Alemania
se disculpara por el bombardeo de Guernica.
Organizó decenas de encuentros de alto nivel en
contra de las armas atómicas y del
establecimiento de centrales nucleares en Irlanda.
En estas líneas se escapan
muchas de las cosas que la activista hizo; su
biografía es impresionante. Lo que no se puede
dejar de destacar es el gran impulso que dio a la
participación femenina en la política, a todos niveles.
Petra Kelly murió en Bonn,
en estrañas circunstancias. Ella y el general
Bastian murieron de un tiro en la cabeza. La
versión oficial es que el general disparó a su
amada mientras dormía y después se suicidó,
pero hay dudas y suspicacias sobre esta versión,
los hechos nunca fueron aclarados. Los cadáveres
fueron encontrados el 2 de octubre de 1992.
Petra Kelly
TERNURA
EN LA POLÍTICA (1984)
Ser tierno y al mismo
tiempo subversivo: eso es lo que significa para
mí, a nivel político, ser "verde" y
actuar como tal. Entiendo el concepto de ternura
en sentido amplio. Este concepto, para mí
también político, incluye una relación tierna
con los animales y las plantas, con la
naturaleza, con las ideas, con el arte, con la
lengua, con la Tierra, un planeta sin salida de
emergencia. Y, por supuesto, la relación con los
humanos. Ternura entre las personas, también en
el seno de un partido alternativo y no violento,
que apuesta públicamente sin cesar por la
suavidad, la descentralización, la no violencia.
[...] Nuestro rumbo debe llevarnos, sin
compromisos, en otra dirección ecológica. Eso
significa ponerse a andar políticamente por la via suave.
Esa vía suave significa
aprender a concebir nuestro planeta, incluyendo
la atmósfera, los océanos y los continentes,
como una unidad orgánica viva. Nuestro
ecosistema es el universo. No lo dividamos en
fragmentos y caigamos en la falsa creencia de que
nos basta con entender una pequeña parte para
entender también el todo. Respetémonos a
nosotros mismos y a nuestro entorno. La tierra y
yo tenemos las mismas raíces. La tierra la hemos
tomado prestada de nuestros hijos. Si queremos
materializar una política basada en la ética
ecológica, debemos comprender lo que ha dicho
Marilyn Ferguson sobre el poder y el amor:
"El poder sin amor se reduce rápidamente a
la simple capacidad de expoliar y
manipular". En un movimiento político
ecológico se necesita inexcusablemente
solidaridad, paciencia, cooperación, ternura y
tolerancia, a fin de que coincidan los medios y los fines.
Petra Kelly