Jean Harlow

 

La rubia platino

 


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Jean Harlow, la rubia platino




Harlean Carpenter (su nombre real), nació en Kansas City, el 3 de marzo de 1911 en el seno de una familia de clase media. A los 16 años, residiendo con su familia en Chicago, se enamoró de Charles McGraw, un empresario de la ciudad mucho mayor que ella. Sintió tal atracción hacia él que se fugaron, estableciéndose en Los Angeles, en donde contrajeron matrimonio en 1927. La vida de Jean Harlow ya empezó entonces a no ser un campo de flores, sino un tremendo infierno, del cual la propia actriz ha evitado siempre referirse a McGraw como su marido... ¿los motivos?, nunca se supieron con realidad, pero no hace falta imaginar mucho sabiendo la ambición de Jean, sus sentimientos hacia el sexo opuesto, sus gustos en el terreno de la intimidad (que iremos viendo mas adelante) y su poder de seducción hacia el resto de las personas que convivieron con ella. Poseía un magnetismo brutal, era como una araña de enormes dimensiones, pero con el sexo latiéndole sin parar y tejiendo con brillo de seda húmeda y blanca una sólida tela de araña, donde recogía a sus victimas con avidez ciega y aroma de semen caliente.



Jean Harlow

Tres fotos de Jean Harlow. A la izquierda cuando tenía 3 años, en
el centro con 4 años y a la derecha con 12 años



La sinuosa figura de Jean Harlow ha traspasado el tiempo como la luz traspasa el cristal, o el crisol resiste al fuego mas intenso. El resplandor de esta rubia platino, como figura o animal de pantalla es latente, y su calor invade las venas del espectador (recomiendo visionar cualquiera de sus films). Tenia un aspecto glamour-bombón-sexo que desembocaba en el sueño del eterno masturbador. Su trasero marcado con satén blanco brillante, sus apretados muslos de insinuación viva, son las imágenes que se guardan en la retina de quien solitariamente admite en esos fugaces momentos personales del orgasmo, poseer a la mujer, nunca al mito, siempre a la rubia de acceso limitado. Los pensamientos que su figura proporciona eran y son tan fuertes como son los cimientos del propio cine, y sobre ellos estableció una vulgar mujer, de andares masculino-femeninos, la mas fiel representación del sexo en toda su plenitud. Hablar de Jean Harlow, es como hablar de Mae West, pero en sentido inverso a las agujas de un reloj: Jean poseía la insinuación, la técnica estudiada y el descaro, Mae la provocación, la ordinariez y la vulgaridad. Ambas solo coincidían en una sola cosa, eran tremendamente rubias, y insaciablemente hambrientas del sexo en todas sus derivaciones.



Jean Harlow y James Cagney en El enemigo público (The Public Enemy, 1931)

Jean Harlow y James Cagney en El enemigo público (The Public Enemy, 1931)



Jean Harlow y Clark Gable en Tierra de Pasión (Red Dust, 1932)

Jean Harlow y Clark Gable en Tierra de Pasión (Red Dust, 1932)



Jean Harlow y Clark Gable en Mares de China (China Seas, 1935)

Jean Harlow y Clark Gable en Mares de China (China Seas, 1935)



¿Sería necesario reafirmar hoy en día la leyenda de la estrella sin talento?. Sin duda, no. A fuerza de trabajo, voluntad y sus heroicidades sexuales con Howard Hughes se va transformando en una excelente comediante, limitada, pero con seguridad. Tras varios papeles en algunas películas como Los angeles del infierno (Hell's Angels, 1930) o La jaula de oro (Platinum blonde, 1931), la influencia del magnate hizo que todo el mundo se fijara en ella, y ya en 1932 pasa de un papel corriente en Abismos de pasión (Three wise girls), a uno honorable en El monstruo de la ciudad (The beast of the city), y al gran triunfo personal que supuso La pelirroja (Red-headed woman). Jean Harlow aparece en este film, por primera vez, irreprochable.

Sus demás papeles fueron variaciones de éste. Inmediatamente después de La Pelirroja, se superó más en Tierra de pasión (Red Dust), con Clark Gable. Aquí Jean Harlow libera el atractivo erótico que los demás cineastas no habían resaltado más que de forma torpe. George Cukor agudizaba sus registros de comediante, como esposa vulgar, comiendo constantemente chocolate, pero no tan estúpida, en la magistral Cena a las ocho (Dinner at eight). Esta creación le abre la puerta hacia personajes más agradables, que reafirman sus cualidades como actriz. Mares de China (China Seas), es un gran ejemplo de ello. Su última película Saratoga, se terminó después de su muerte y tuvo un éxito sin precedentes, reafirmando el mito con latente fuerza, llevando el nombre de Jean Harlow a cuotas tan altas, que todavía hoy la estamos recordando. Tuvo un montaje nefasto, pero a pesar de ello Saratoga, forma parte, junto con Cena a las ocho, de los dos films mas emblemáticos de la rubia platino.



Jean Harlow



Hasta aquí su carrera profesional, muy corta, pues murió con solo 27 años, pero puedo asegurarles que en esos años, Jean Harlow supo vivir como cualquier ser humano, con sus defectos y virtudes, con penas y alegrías, pero con tal intensidad que a veces se rompe el trazo que uno va marcando al ir desgranando de la mejor forma posible la leyenda personal de uno de los mitos de Tinseltown (como se llamaba en principio Hollywood), y eso es exactamente lo que voy a intentar que no suceda. Sería lamentable que mi trabajo sufriera semejante destrozo, porque vale la pena conocer a fondo quien fué todo un símbolo sexual en los años treinta.

El furor sexual de Jean Harlow era conocido por los hombres mas atractivos de Hollywood, famosos y simplemente hombres a la venta del barrio bajo de la meca del cine. Por la mansión de la actriz pasaron los ídolos del momento, los productores mas influyentes y las marcas mas conocidas de artículos relacionados con el sexo. Las fantasías del mito platino de los años treinta, según palabras de su segundo marido eran totalmente insufribles y difíciles de soportar. Su ego en ese campo trascendía por conductos nada normales y cuentan que el actor Clark Gable (acostumbrado a todo tipo de desviaciones), tuvo que pedir ayuda una madrugada desde la residencia de Benedict Canyon, ante el acoso del que era víctima por parte de Jean.



Jean Harlow y Paul Bern

Jean Harlow y su marido Paul Bern



Paul Bern, llamado familiarmente en Hollywood padre confesor, se ganó la confianza de Jean, intimando confidencias y soportando su carácter egocéntrico con talla de caballero. Pasado un tiempo, Jean y Paul, un 2 de Julio de 1932 contrajeron matrimonio. A los dos meses, un 5 de Septiembre del mismo año el mayordomo de la estrella encontró el cuerpo de Paul Bern en el cuarto blanco inmaculado del dormitorio de la esposa, desnudo completamente, oliendo al perfume favorito de Jean Harlow mitsouko y con un disparo en la cabeza.



Sobre el tocador una nota decía así:

"Mi muy querida:

Desgraciadamente, ésta es la única salida para reparar el daño que te he causado y borrar mi humillación.

Te amo. Paul"



Al no encontrarse Jean en el domicilio en aquel momento, el mayordomo llamó inmediatamente a Louis B. Mayer y a Irving Thalberg, antes que hacerlo a la policía. Ambos personajes, nombre relevantes de la Metro Goldwyn Mayer, ocultaron la referida nota a las autoridades policiales cuando llegaron para evitar un escándalo aún mayor para los Estudios. No obstante no consiguieron que el suicidio fuera de los mas sonados de la época, bien por la popularidad de Jean Harlow, bien por las amistades influyentes de Paul Bern, o por el rumor que desde hacía tiempo corria por Hollywood de los problemas que tenia el matrimonio desde la misma noche de bodas. Se comentaba que ante la furia sexual de su esposa, y ante la imposibilidad de calmarla (sufría impotencia), Bern utilizaba un pene artificial de proporciones exageradas, cuya penetración en la vagina de su esposa le ocasionó numerosas visitas a su ginecólogo particular. A pesar de ello, Jean amaba a Paul y procuró que sus relaciones fueran desarrollándose de la mejor manera posible. Su ardor era calmado, pero no la humillación que después le trasmitía, quizá inconscientemente, a su esposo.

Para completar la tragedia, Un día después, Dorothy Millette, la primera mujer de Paul Bern, se suicidó arrojándose al río Sacramento.

Pasaron muchos hombres por la vida de Jean Harlow, era una estrella de gran magnitud, sus películas eran tremendos éxitos de taquilla y el respaldo de sus mas famosos amantes: Howard Hughes, Clark Gable, Charles Chaplin, y William Powell, contribuyeron a fomentar su ascenso a la fama total.

De todos es conocida la trayectoria de Chaplin con respecto a las mujeres que pasaron por su vida, el famoso atributo masculino que poseía, hacia que sus relaciones con Jean fueran satisfactorias para la actriz, pero al mismo tiempo eran del dominio publico, debido a las anécdotas que sobre Charlot confesaba a sus amistades mas intimas y que ocasionó que el genio del cine rompiera sus encuentros de forma fulminante. Jean era así, confiaba en la gente, contaba todo lo que hacia bajo las sabanas, se enorgullecía de ello... Su trasparente cerebro era como un escaparate ante el morbo de los habitantes de la meca del cine y ello le trajo muchos y numerosos escándalos.



Saratoga (1937)

Saratoga (1937), que fue su última película



Mientras rodaba la película Saratoga, Jean Harlow fué hospitalizada urgentemente. La causa: una enfermedad derivada del riñón que Jean sufría a consecuencia de haber padecido en su niñez la escarlatina. Esta es la versión oficial, y es la que creo, pero no obstante seria injusto ocultar que hace años un periodista francés, intentó pedir el historial de Harlean Carpenter, para su base de datos (estaba preparando una biografía de Jean Harlow) en el centro donde la actriz fué ingresada y no constaba en el año 1937 ninguna ficha oficial a ese nombre, figuraba otro nombre, a la misma hora y en la misma habitación, pero las circunstancias del ingreso eran totalmente distintas:

"Helen Davenport ha sido ingresada en la mañana de hoy con múltiples fracturas de pronostico grave, debidas a profundos desgarros en el clítoris, y en el conducto donde termina el aparato digestivo, con hemorragia interna de consideración".

¿Estamos ante otra muerte disfrazada?, ¿Fué una cortina de humo planeada por los Estudios mas influyentes de aquella época?. Lo que no cabe duda es que Jean Harlow nació, vivió y murió como ella misma quiso y nos dejó una estela tan suavemente bella y peligrosa como aquel vestido de satén blanco pegado a su cuerpo que hacia soñar a los pequeños masturbadores que volaban con fuerza por aquellos paraísos perdidos que mas tarde mancharían sus manos.



Clark Gable y Carole Lombard

Clark Gable y Carole Lombard asistiendo al funeral de Jean Harlow



El 7 de junio de 1937 fallecía la primera gran rubia platino del mundo del espectáculo, dejando inacabado su film Saratoga, que tuvo que concluir una doble. Aquella triste y extraña desaparición hizo que la película se convirtiera en el título más taquillero de los años treinta.

En el momento de su muerte, Jean tenía solamente 26 años.




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