Un matrimonio
estadunidense con pocos amigos fue ejecutado por vender a la Unión Soviética secretos de la
bomba atómica. ¿No fue su juicio una trampa?
¿No fueron ellos los chivos expiatorios de la
incompetencia de los altos niveles?
Multitud de policías tenían la misión especial de vigilar la lóbrega cárcel Sing-Sing de Nueva York, antes
del ocaso del viernes 19 de junio de 1953.
Adentro, un grupo de seis hombres del FBI,
equipados con dos líneas telefónicas a
Washington, esperaban en un puesto secreto, con
la esperanza de que Julius Rosenberg o su esposa
Ethel prefirieran confesar sus actividades de
espionaje a ser ejecutados. Unos 50 km al sur,
una multitud de 7.000 personas se reunió en la
Union Square de Nueva York para estar en vela.
Afuera de la Casa Blanca,
algunos pedían indultar a la pareja, los únicos
estadunidenses sentenciados a muerte por
espionaje en tiempos de paz, mientras otros
portaban feroces e implacables pancartas que
rezaban: "¡Muerte a las ratas
comunistas!" Luego de que 112 jueces
participaron en 23 apelaciones, incluyendo siete
a nivel de la Corte Suprema, la ejecución
dictada dos años antes se llevaría a cabo. Como
la hora de la ejecución, las 23:00, era en pleno
sabbath judío, la sórdida acción fue
adelantada. Cuando Julius Rosenberg fue conducido
a la iluminada cámara de la muerte poco antes de
las 20:00, estaba pálido y ojeroso. Le temblaron
las rodillas al ver la silla eléctrica, pero no
dijo nada. Estuvo silencioso desde su
declaración de esa mañana, que concluía así:
"Nunca los dejes cambiar la verdad de
nuestra inocencia" Luego de las
acostumbradas descargas eléctricas, una corta y
dos largas, se le declaró muerto a las 20:06.
Poco después se ejecutó a Ethel Rosenberg.
Dejaron a dos hijos, de 6 y 9 años.
¿Maestros del engaño?
Para J. Edgar Hoover, director del FBI, el
caso Rosenberg era "el crimen del siglo". Supuestamente, Julius
Rosenberg era el organizador de una red de
espionaje, tal vez dos, que permitieron a la
Unión Soviética desarrollar su propia bomba
atómica muchos años antes de que lo pudieran
hacer sin ayuda, cambiando así el balance de
fuerzas del mundo.

Julius y Ethel Rosenberg en su época feliz
El pasado de Julius Rosenberg y Ethel
Greenglass no indicaba que estuvieran destinados a la notoriedad
internacional. Ambos eran primogénitos de
familias pobres que pugnaban por subsistir en el
barrio neoyorquino Lower East Side durante los
peores años de la Depresión. Dotado
intelectualmente, Julius Rosenberg ingresó al
City CoIlege de Nueva York a los 16 años,
especializándose como ingeniero a pesar de que
su padre quería que fuera rabino. Luego,
indignado por el nazismo alemán y preocupado por
la desigualdad social y racial en los Estados
Unidos, se sintió atraído por los ideales del
Partido Comunista y descuidó sus estudios para
ser activista de la Liga de los Jóvenes Comunistas.
Mientras, Ethel Greenglass
tuvo que dejar la escuela para trabajar como
secretaria en una compañía naviera a los 15
años, con un salario de siete dólares
semanales. Se le despidió cuatro años después
por organizar una huelga de 150 mujeres, pero su
queja ante el Consejo de Relaciones Laborales fue
apoyada. Una noche, durante una fiesta a
beneficio del Sindicato Internacional de Marinos,
Ethel conoció y se enamoró de Julius, tres
años menor que ella. La suya fue una apasionada
devoción que, a pesar de la persecución y de la
inminente muerte, nunca menguó. Ella lo
estimuló a obtener su título de ingeniería en
1939, poco antes de casarse. En 1940 Julius fue
contratado como ingeniero civil en el Servicio de
transmisiones del ejército. Un año después se
le promovió a ingeniero inspector, trabajo que
exigía viajar por Nueva York y Nueva Jersey,
pero que también significaba un aumento
salarial. Durante esos años la pareja se afilió
al Partido Comunista, junto con el hermano menor
de Ethel, David Greenglass. En 1943, cuando
nació su primer hijo, los Rosenberg
aparentemente salieron del partido, pero dos
años después el servicio de transmisiones
despidió a Julius por negar que había sido comunista.

A la izquierda David Greenglass (hermano de Ethel) y a la derecha su esposa Ruth
El 28 de agosto de 1948, la
Unión Soviética probó su primera bomba
atómica. Al año siguiente, un agente de
contrainteligencia del FBI descubrió que el
servicio secreto ruso, la KGB, tenía un informe
del Proyecto Manhattan, el plan secreto de los
EEUU para desarrollar la bomba atómica. Fue
escrito por Klaus Fuchs, brillante físico de
origen alemán que trabajó en el proyecto de Los
Álamos, Nuevo México, y fundó luego un
laboratorio en el Instituto Harwell de
Investigación Atómica, en Inglaterra. Confesó
haberse unido al Partido Comunista en Alemania
desde 1933 para oponerse al nazismo y que espiaba
para los rusos desde que escapó a Inglaterra y
consiguió empleo en el programa inglés de
investigación atómica. Cuando Fuchs fue
transferido a los EEUU, estableció contacto con
un mensajero al que Ilamaba Raymond. En 1945,
cuando era ya evidente que Alemania no
desarrollaría una bomba atómica, Fuchs, al
igual que otros científicos, puso en duda los
objetivos de los EEUU y las consecuencias de una
carrera de armamento nuclear. Finalmente, dio a
Raymond documentos que describían la capacidad
destructiva, la secreta experiencia de la
fabricación y algunos importantes datos
técnicos de lo que había sido la primera bomba
atómica que se probó en el desierto de Nuevo México.
Con los informes de Fuchs,
el FBI cercó a Raymond, que resultó ser un
químico llamado Harry Gold, y comenzaron a
aparecer los indicios de una conspiración.
Según Gold, su "control", o espía
maestro, era Anatoli Yakovlev, vicecónsul
soviético en Nueva York. Gold confesó que, por
órdenes de Yakovlev, viajó a Nuevo México en
1944 para ver a David Greenglass, que era
mecánico en el proyecto de Los Álamos. Se supo
que el joven cuñado de Julius Rosenberg recibió
500 dólares por esquemas del mecanismo de
detonación, moldes de lentes y estructura
interna de la bomba atómica. ¿Por qué David
Greenglass y su esposa Ruth confiaron en Raymond?
Luego confesaron que el extraño llegó con una
identificación en clave de Julius Rosenberg.

Ethel Rosenberg en su casa de Nueva York el 18 de julio de 1950, donde
recibe a los medios después de que su marido haya sido arrestado
por el FBI varios días antes. Pronto vendrán también a por ella

Ethel Rosenberg tras ser arrestada bajo cargos de
espionaje el 11 de agostro de 1950
Mientras Gold hablaba con
los agentes del FBI, Rosenberg, según su
cuñado, estaba planeando salir del país con su
familia e instaba frenéticamente a los
Greenglass a huir, ofreciéndoles 4.000 dólares
para el escape. Nadie se movió con suficiente
rapidez. El 15 de junio de 1950 Greenglass fue
capturado por el FBI y confesó su papel en la
conspiración, implicando a su cuñado. Julius
fue arrestado el 17 de junio. Ethel fue
inesperadamente Ilevada en custodia el 11 de
agosto. No se le concedió tiempo ni siquiera
para arreglar que alguien cuidara de sus hiios.
Conspiración
de las sombras
A pesar de que los agentes
dijeron que Rosenberg era el líder de la red de
espionaje, no se obtuvo evidencia sólida. Sin
embargo, crecieron las sospechas. Dos amigos de
su época de estudiante, uno de ellos mencionado
en ciertos documentos soviéticos, desaparecieron
de pronto. Otro amigo universitario, Morton
Sobell, huyó con su esposa a México, pero fue
entregado al FBI y, como los Rosenberg, se le
acusó de conspirar para cometer espionaje. Pero,
¿qué logró esta "red"? ¿Qué
"secretos" fueron entregados al
enemigo? La razón por la que tantas personas
dudan de la validez del caso del gobierno contra
los Rosenberg y Sobell es la falta de pruebas
sólidas, aunada a la confiabilidad del
testimonio de los Greenglass. Algunos
observadores piensan que éstos atestiguaron en
contra de los Rosenberg para salvarse a sí mismos.

Julius y Ethel Rosenberg (Abril de 1951)

Julius y Ethel Rosenberg (23 de Agosto de 1950)
¿Peor
que el asesinato?
En opinión de muchos, el
juicio iniciado el 6 de marzo de 1951 no dio
respuestas definitivas. Los dos Rosenberg
prefirieron atestiguar en su propia defensa y
declararon obstinadamente su inocencia. Pero
Julius parecía arrogante y combativo, quedando
expuesto a las agudas réplicas del fiscal Irving
Saypol. Ethel tal vez minó sus simpatías por
apoyarse demasiado en el privilegio de la quinta
enmienda constitucional para no atestiguar sobre su pasado comunista.
El veredicto en contra de
ambos acusados fue unánime. El juez Irving R.
Kaufman, al sentenciar a los Rosenberg a la silla
eléctrica, dijo: "Su crimen es peor que el
asesinato". Sobell fue condenado a 30 afios
de cárcel y Greenglass a 15, aunque en 1960
salió en libertad condicional. Su cooperación,
según los expedientes oficiales, fue la base de
un acuerdo tácito para no inculpar a su esposa.
Gold ya purgaba una pena de 30 años. Durante los
siguientes dos años, el caso Rosenberg recibió
la atención del mundo mientras varias
apelaciones fracasaron. Mientras tanto, los
Rosenberg vivieron en el pabellón de la muerte,
comunicándose muy poco entre sí y recibiendo
las infrecuentes visitas de sus hijos. Luego de
la ejecución de los Rosenberg, 8.000 dolientes
asistieron a su funeral en Brooklyn, creyendo
ciegamente en su inocencia.
El premio Nobel Harold Urey
expresó su opinión de que "un hombre con
la capacidad de Greenglass es totalmente incapaz
de transmitir a nadie la física, química y
matemáticas de la bomba".

Nueva York, 21 de Junio de 1953 - Multitudinario cortejo fúnebre de
los Rosenberg por las calles de Brooklyn

París, 23 Junio de 1953 - Muchos ciudadanos deján flores junto a la pared del jardín de
las Tullerías en recuerdo de los Rosenberg, que han sido ejecutados
pocos días antes en Washington
El famoso filósofo existencialista francés
Jean Paul Sartre Ilamó a la ejecución de los Rosenberg "un
linchamiento legal que mancha de sangre a todo un
país". Pero Hoover consideró el juicio
como uno de los grandes logros del FBI. En 1954,
el Congreso hizo crimen capital el espionaje en
tiempos de paz, una legislación que
inevitablemente se conoció como "Ley
Rosenberg".
La historia del matrimonio Rosenberg es un
ejemplo de como en los Estados Unidos existe una justicia para ricos y otra para
pobres, y como mientras los ricos salen
sistemáticamente impunes de todos sus crimenes,
las personas humildes como el matrimonio
Rosenberg, sin medios para defenderse, son
aplastadas por un sistema en el que lo unico que
importa es el dinero y el poder, y donde los
derechos y las libertades individuales son
sistemáticamente vulnerados, especialmente los
de las minorías raciales, sexuales, o
políticas. Mientras los Rosenberg eran
asesinados, los Estados Unidos abrián sus
puertas a cientos de criminales de guerra nazis y
su gobierno apoyaba atroces dictaduras como la de Franco en España.
Los
Rosenberg fueron vilipendiados, presionados
infructuosamente a declararse culpables,
desprestigiados hasta el punto de que sus
pequeños hijos, de 3 y 7 años, estigmatizados
después de la muerte de sus padres, tuvieran que
cambiar sus apellidos para poder sobrevivir.

Esta foto nos muestra como Julius y Ethel Rosenberg se amaron con devoción hasta el
final y soportaron juntos la gran injusticia y la tragedia sobre sus vidas

Michael, el hijo mayor de los Rosenberg de 10 años, trata de consolar a su hermano
pequeño Robert de 6 tras visitar a sus padres encarcelados en la prisión de
Sing Sing en Nueva York

Nombrado guardián legal de los niños Rosenberg, el abogado
defensor Emanuel Bloch tramitó su adopción luego
de ser ejecutados de sus padres
Ethel
Rosenberg dejó a sus pequeños hijos en 1953
el siguiente poema titualdo "Si morimos":
Si Morimos
Vosotros sabreis, hijos míos, sabreis
porqué dejamos las canciones sin hacer
los libros sin leer, el trabajo sin hacer
para descansar bajo la grama.
No mas lamentos hijos míos, no mas
porque las mentiras y las calumnias fueron montadas
las lágrimas que derramamos y el dolor que nos penetra
para todos deberá ser proclamado.
La tierra sonreirá, hijos míos, sonreirá
y el verde sobre nuestro lugar de reposo crecerá
el crimen finalizará, el mundo se
regocijará en hermandad y paz.
Trabajad y construid, hijos míos
construid
un monumento al amor y a la alegría
al valor humano, a la fe que guardamos por
vosotros, mis hijos, por vosotros.

